4.1.12

¡Mucha mierda!

"Escribe, escríbelo todo y escribe siempre", palabras que hace muchos años me dijo mi mejor amigo. 
El Tumbrl, Twitter y Facebook me han alejado de la compleja simplicidad de escribir lo que siento. Creo que se me ha hecho más sencillo reblogear una imagen, postear un video con una canción que hable de lo que me pasa, o darle like a alguna frase que demuestre que las cientos de teorías pesimistas que llenan mi cabeza mientras paso por alguna situación dolorosa, son ciertas.
Pero la verdad es que, aún no estoy lista para escribirlo. Me duele cada palabra, como sacar una espina de tu dedo, cada mitad de segundo.
¿Esto quiere decir que me he vuelto más cobarde con el tiempo?
Me siento imposibilitada para expresar, dejar salir y cerrar el ciclo. ¿Demasiado apego tal vez? o ¿Demasiadas esperanzas respirando aún?
¡Mucha mierda, Sony!
¡Supéralo y sigue!


26.2.11

Dicotomías



Uno no sabe para quién vive…
Uno más uno, es igual a dos. Y la mitad de dos es uno y uno, siempre busca un dos.
Dos es un número súper simbólico, dinámico, inconstante. No sé qué dice la ciencia, pero así lo veo yo. 
Yo, soy uno, condensado en  un deseo de dos.
De dos en dos andamos en la misma búsqueda, tú y yo. En el vestigio de heridas hechas por unos y por dos.
Dos no sabe que uno existe y uno, reniega de dos.
Cuando uno y dos se miren a los ojos un cero marcará distancia o bien un múltiple denominador, cansado de jugar, lanzará una moneda al aire, sólo esperando una combinación binaria.
Uno no sabe para quién vive.
Uno no sabe si dos quiere vivir por uno.
Y viceversa.

3.11.10

Clorofiloso



“Estas vísperas son las de después. Este pez ya no muere por tu boca, este loco se va con otra loca. Estos ojos, no lloran más por ti.” J.S.

Sentada en la terraza de mi casa, la laptop en mis piernas, día de un noviembre frío. Una Caracas nublada reposa activa, como cada día, a los pies de este Ávila apenado por la neblina. Un día básicamente normal, sin particulares ni extraordinarios.
Terminadas las pautas de trabajo del día y de la semana, quedaba mucho tiempo libre para pensar… para practicar mi mejor deporte: observar, objetar, ilusionarme y, posteriormente, tumbarme la ilusión; pensar en la inmortalidad del gato, pasarme de creativa, escuchar música en cantidades abusivas y ¿por qué no? Auto sabotearme un ratico… ¡tiempo hay! ¡Así que venga!
Hace un par de días mientras escribía un tweet que decía: “No hay nada más traicionero que el pensamiento. Mientras más me alejo, más me acerca”, me cagaba de risa por mis tonterías. Obviamente, el pensamiento hace lo que quiere y cuándo quiere. No estaba agregándole nada nuevo a mi experiencia. Nada que ya no hubiese aprehendido de mis muchas lecturas y relecturas de la literatura de Osho. Así que sólo podía entenderlo como un extraño “recordatorio” de la pequeñez del hombre y de mi puntual capacidad/necesidad de cuestionarlo todo -Complicada, como siempre… tiendo a alejar hasta al más paciente-.
Ese flashback twittero tuvo lugar allí, sentada en aquella terraza, muerta de frío, observando despacio, suavecito, impaciente, buscando una respuesta en la nube negra que se estaciona cómoda arriba de mi edificio… buscándole, como siempre, las cuatro patas al gato.
Dejo de divagar y me detengo a escudriñar una matica que, valga la redundancia, está anclada en la matera de mi casa. Creo que es un helechito, estoy casi segura. Tiene el verde propio de este clima, colmada de hojas. Se mueve tan ligera que la envidio -qué descomplique, coño-,  va y viene a gusto del viento, sin cansarse, sin protestar, en una simbiosis perfecta con su entorno:  sin joder a la matica de al lado, sin quejarse de lo gélido del tiempo, sin siquiera burlarse de mí que, sentada frente a ella, la observo embelesada, así  como buscando más respuestas para cuestionar después. El helechito es feliz (quiero creer que así es.)
Al otro extremo de la matera hay un Bonsái de Jade que heredé hace unos cinco años de un “ex amorcito” que se fue, como todos, a vivir a Europa. Éste es la exacta antítesis del helechito: se mantiene erguido, renuente al viento, equidistante a un rosal en la ventana de mi cuarto, pegadito al borde de la matera, casi a punto de saltar… como evitando entrar en esa hermosa y relativa danza del helecho. El Bonsái, está en negación. El Bonsái no es colaborador. Este Bonsái es autónomo, necio, autosuficiente, hace lo que le da la gana… Claro, mientras lo rieguen, limpien sus hojas con frecuencia, le acaricien, alaben lo lindo, grande y verde que está… mientras todo eso suceda, este Bonsái es “in-de-pen-dien-te.”
Me sonrío: lo he logrado. Encontré de dónde agarrarme para iniciar mi proceso de “hiper complicación personalizada y autoimpuesta”.  No hay nada más sabroso que sentirme así, dándole una pela a mi subconsciente que me empuja todo el tiempo a hacer este ejercicio medio malsano, pero que, al final, siempre me deja cosas buenas –digo yo.-
Resulta que la metáfora cloro-filosa me sirve de marco para divagar un poco acerca de cómo estoy entendiendo las cosas que suceden en este momento de mi vida. La mala noticia es que me identifico con el Bonsái. Como él, le hago resistencia al ritmo natural de muchas de las cosas que vivo. Por ejemplo, tratándose de relaciones, tengo una mejor escuela como amiga que como compañera –o pareja-. Quizás el hecho de protegerme tanto de los otros me deja encerrada en mis propias reglas y prohibiciones. Como típica cáncer: con ese caparazón bien montado. Así, he llegado al punto en el que pienso –y siento- que no soy capaz de mantener relaciones sanas con mi opuesto de género, al menos no de entrada.
Pero sucede que siempre llega quien te ubica y te obliga a ver más allá de tu propia nariz. Entonces, me he descubierto vulnerable ante mis inesperadas ganas de querer, de hacer funcionar, de dejar fluir y no cerrarme esta vez. Me descubro ahora, por primera vez en mucho, mucho tiempo, abierta a las posibilidades, queriendo querer. La cosa es, que casi nada sucede como uno lo figura. Hay que jugárselas o dejarlo ir.
Allí mi dilema actual. No soy buena presionando o insistiendo. ¡NO SOY PACIENTE! No soy buena pidiendo que me quieran y, como el Bonsái, opto por erguirme de espaldas al viento, ignorando al fantástico rosal que reposa junto a mí y rechazando la dinámica armoniosa de aquel helechito…
Me confieso hoy más vulnerable que nunca antes. Es una sensación que había olvidado, que se torna incómoda, no grata, pero adictiva. Inesperadamente he recuperado las ganas de luchar por alguien,  de sentirme bien. Entonces, la buena noticia es: que ese Bonsái reconoce que no es tan autosuficiente… reconoce necesitar de otro(s) para mantenerse de cara al imponente Ávila. El riego, las caricias, el reverdecer de sus hojas, la belleza de la planta no pasa –ni pasará- por generación espontánea… siempre ha existido un “alguien” que le cuide y hasta le pode, cuando sea necesario. El Bonsái reconoce que necesita, que no es tan malo depender SANAMENTE de alguien más. 

Tal vez, más adelante coquetee con el bailecito del helecho. Algo bueno puede salir.

BlackHollow



2.11.10

Redundancia


Pendiendo de un hilo, la estancia vacía se acomoda a la incertidumbre del ausente. Desenlaces abiertos, recreos insospechados, jamás buscados. Silenciosamente anhelados. 
Te robo el hastío y lo canjeo por victorias humedecidas en noches que no fueron de verano, pero tampoco de otoño. Noches antecedentes de invierno postergado quemadas por ti, sujetas a las velas de aquel mástil de asfalto, bordeado de morena cadera, atrapado en un gemido interrumpido que nunca dejó de ser.
Entendida la sospecha, juveniles maromas asomaban a la pendiente azul. Reposa su rostro en una metáfora absurda, cargada de ardor incoloro. 
Reconozco el cansancio. Absuelvo a tu olvido con visperas de un después. 
Castigado está el silencio. La ética de la palabra no dicha, redunda en circunstancias.

BlackHollow

Back on track!


Hoy, a sólo quince días del aniversario de mi último post, he decidido vincularme de nuevo con mi casi ínfima relación con la escritura personal, aquella que ha fungido como efectiva vía de escape en muchas oportunidades. 

16/11/2009, fecha que marca la última de mis entradas. La releo y no me reconozco de un todo en ella. Fue, tal vez, otra Sony. O simplemente, como es normal, mi estilo y manera de abordar las palabras ha cambiado. 
Yo, he cambiado. Por eso no comprendo a aquellos que aseguran a rajatabla que "la gente, nunca cambia". Pues, creo que sí, es lo que corresponde a un humano: evolucionar, cambiar, transformarse... "crecer".

Intento reinventar mi perfil bloggero. No quiero volverme tan personal, cero literatura de autoayuda -aunque, respeto a quienes lo hacen.- Tampoco quiero retocar historias pensadas hace tanto y postearlas sin sentido alguno. Menos aún, alejar mi piel de cada post. Creo firmemente en que cada blog tiene una "piel" muy particular que lo envuelve... y esa es, precisamente, la voz de su autor. 
Hace más o menos tres años, un respetado y súper leído bloggero dejó un comentario que me mantuvo dura, estable, posteando casi a diario, durante mucho tiempo. El comentario decía, textualmente, así: "Me gusta tu blog porque tiene piel, hay una mirada, se siente un autor (autora, en este caso) detrás de esas líneas. Muchos creen que el blog tiene que ser tan frío como la computadora, sin recordar que es más una proyección de la personalidad de quien escribe, y no del medio donde se escribe."

Me pareció brillante, sincero... Palabras que sólo pueden venir de un bloggero sólido a otro que comenzaba. Hoy sigo agradecida con mi querido José Urriola, de quien soy "follower" leal en silencio, en el más tonto de los anonimatos. 

No obstante al congelamiento aparente de mi posteo, los pedazos de hielo comienzan a caer a partir de ahora, pues pretendo nutrir cuanto pueda el espacio vacío de la caja blanca que anuncia una “Nueva Entrada.” Escribir es cosa sencilla y compleja a la vez: requiere, en principio de un cierto coraje que te ayude a enfrentarte con tu deseo creador –no importa la tónica que elijas: ciencia, ficción, autoayuda, análisis, ensayo, crítica, narrativa, poesía, información, o simple jodedera…- Siempre, el acto de sentarte frente a una página en blanco te pondrá de cara a algún temor, deseo o frustración, llámalo como quieras. Al final, estarás justo allí, conversando con un proceso interno que es inevitable y que conjuga la variante mental (intelectual) con la emocional. De allí, la empatía entre el post y tú como autor: parir una idea no es cosa tonta –tampoco la gran vaina ¡cuidado con el ego!) pero se celebra en la medida en que te aceptes como el creador de la pieza, público primero y el último de los críticos… El instinto de mutilar tu propio trabajo es tan natural como despertar.
 La individualidad de las palabras es tan única que, una vez que las escribes, ya arrancan por la página con vida propia y, a veces, no podrás domarlas. Para muestra, un botón: Comencé reinaugurando mi Blog; dos párrafos más abajo, hacía remembranza de mi experiencia como bloggera ¿y qué hago ahora? Aconsejar a los autores acerca de un proceso que es personal e inherente a cada quien. 

El Blog será controlado por su autor, reivindicado por sus lectores, alimentado por los “comments”, y perseguido por la conciencia de su peor crítico: el autor, otra vez.
Así que, puedes creerte el papelón de jugar a “ser Dios” mientras posteas. ¡Qué más da! Al final, escribes para tu propio placer.

Salut!  and “Welcome back!”

BlackHollow


16.11.09

La Calle 13 limpiando el sucio!

Dedico este post a la gente de la Calle 13:
@calle13oficial, @briansinmapa13, @peje13, @visitante13, @artuga13.
Afuego!
Los últimos dos meses se me antojan extraños, inusuales, variables; pues cuando trabajas con las palabras jamás podrás predecir lo que vendrá. Me asignaron una pauta y la cumplí.
En apariencia, el proceso sería sencillo: llegar, entrevistar, escuchar y luego, escribir. Sin embargo, nadie me advirtió que ocurriría esta inusitada sintonía con mi "objeto" de recopilación.
Entrevistar a Calle 13, hablar con Calle 13, esucharlos y verlos en vivo fue un pequeño gancho de izquierda que despertó aún más inquietudes sobre las tangibilidades de esta cultura, de esta "latinidad" que se desarrolla, se enseña y se contradice a sí misma desde su genésis, pero que se empeña en tomar caminos sustancial y, paradojicamente opuestos.
¿Por qué carajos las letras, las maneras y las oposiciones de Calle 13 golpean tantas sensibilidades? ¿Por qué todavía hoy, en este despiadado siglo de conexiones, desgarramientos y fragmentaciones, cuesta tanto escuchar y ver una verdad, o un punto de vista, expuesto con semejante firmeza? ¿Por qué gente de esta generación se pone la mano en el corazón y exclama -¡AVE MARÍA PURÍSIMA!- al escuchar cualquiera de las rimas de Residente?
¿Cuál es ese sistema de "defensa" que se activa en los latinos, -dueños del tercer mundo, dueños de todo y dueños de nada,- y los impela a desaprobar de manera incongruente pero radical, a una simple y cruda forma de expresión?
Hay algo extraño, insano y retorcido en esta insistencia que tiene nuestra sociedad de abrazar los estados de negación. Toda la basura que se proclama a diario en los sistemas políticos, en las posturas de activistas, de opositores, de estudiantes, de viejitos pensionados haciendo colas interminables en las puertas de un banco, de periodistas que señalan verdades y acusan mentiras; se desarrollan como esta gran maraña de causalidades que nos siguen empujando por el despeñadero. Y, esta, es quizás una manera de decir que hay que "cambiar este puto mundo", como grita profunda y carrasposa la voz del Residente en una de sus tantas cartas musicalizadas al pueblo latino: Ven y critícame.
El acercamiento personal a la cotidianidad de Calle 13 me ha hecho entenderlos en ciertos niveles: como artistas, como boricuas, como gente normal que come, va al baño, rumbea, que ama, que siente guayabo y que también se cansa de los demás, porque todos nos saturamos en algún momento, -¿o no?-. Pero la mayor sorpresa me la llevé tal vez en el propio show que dieran en Caracas el 29 de octubre, a donde asistí en calidad de periodista para hacer una cobertura sencilla del evento.
Sí, fue esa puesta en escena limpia, concreta pero retórica, y también el impecable sonido, la perfecta iluminación, la puntualidad, la soberbia de esas letras que se dejan tocar por un flow que te mueve del asiento -si es que aún permaneces sentado después de que inician-, los roots del increíble Dj PikaPika que se sostenía enérgico y alegre justo frente a mí, al lado derecho de la tarima, con su ritmo, su baile y su pachanga de dreadlocks que van y vienen al ritmo de la música. Fueron también aquellas 3 laptops que maneja el Visitante con maestría desde la otra esquina, invitando a los coros, "sacándole letras con la pista" al Residente; la aguda trompeta de Daniel Martínez, y la divina y estruendosa parodia del enmascarado del trombón que saca sonrisas porque sí a todo aquel que esté presente. De igual forma, el "batero" de la banda, Ismael reventando esos drums a conciencia y predilección de las letras, junto con todos los demás de la percusión: más panas guapos llenos de roots y sabor boricua, más flow, más congestión musical positiva: todo revienta con toda esta gente junta!
Pero la imagen queda incompleta sin esa amalgama perfecta que se refleja en notas, palabras, rimas, danzas frenéticas y a veces sublimes, como de danza clásica... con la PG13 y el Residente esta fiesta de locos se desquicia, definitivamente.
La interrelación, la fluídez, el espacio abierto de comunicación silenciosa entre la PG, Residente y Visitante, es una combinación deliciosamente mortal. ¡Qué vaina tan bella el cariño que se profesan estos hermanos! Son sus gestos, sus miradas que aprueban, ayudan y acompañan al otro en lo que hace, en lo que dice, e incluso, en lo que callan. Ustedes dirán ¡qué va, nada de eso se ve en un simple concierto! Y yo les replicaré diciendo que sí, absolutamente, sí. Hay un instinto de protección que se deshace en Residente cuando le agarra la cabeza a la PG y le da un beso en la frente, o cuando la protege de no golpearla mientras se mueven en tarima o en la simple manera de presentarla como su "hermanita chiquita pequeñita de la casa." Esta gente es una familia que comenzó a brillar con una luz propia que, poco a poco, desde hace ya casi más de 4 años, se ha convertido en un reflector vertical que está dejando ciego a medio continente, pues el efecto no se revierte, todo lo contrario: crece, acelera y le da chola profunda a un cambio que se está haciendo inevitable e ineludible: una nueva manera de quitarse las etiquetas y hacer música, prosa y lección social con la palabra REAL... " real como tener sexo sin condón, real como cualquier barrio de cualquier planeta, real como mis hermanas que no se han hecho las tetas..."
Real como la decadencia de nuestros pueblos que necesitan activarse en medio de tanta flojera, de tanta segregación, de tanto conformismo, de tanta payasada política absurda que sólo agudiza las fronteras y realza las deficiencias de nuestras culturas.
Yo no sé si lo que dice, hace y contradice a Calle 13 sea bueno o malo, porque simplemente no creo que exista tal cosa. Sólo creo que hay un par de boricuas que se nos están plantando en la cara y escupiéndonos REALIDADES que no nos gustan, que nos incomodan y nos hacen voltear la cara pa no quedar salpicados... Pero la verdad, no es necesario escuchar una canción como Pal'Norte, No hay nadie como tú, Los de atrás vienen conmigo o Querido FBI, para darse cuenta de que tenemos la cara no salpicada, sino embarrada de realidad... lo sencillo es montarse la máscara y dejarse caer al estilo libre "pa ver que pasa"... Lo difícil: darle volúmen a estas rolas y prestarle atención a lo que dicen sin abochornarse y salir corriendo.
La verdad es, que yo también quiero cambiar este puto mundo... pero la verdad es, que no sé cómo carajos hacerlo! Esto también es una manera de ser sincera.
Calle 13 tendría que hacer PAUSA y analizar qué hacer con el poder que tienen ahora, pues lo tienen. ¿PODER? Sí, poder. Y ellos lo saben, el propio Residente lo asume en una parte del guión del documental "Sin mapa". Pal que no me crea, véalo, repáselo, devuélvalo, dele stop y piense detenidamente en las palabras de René (Residente) cuando dice claro y conmovido en una escena fascinante, casi mística, frente a una fogata con un chamán del pueblo de Amantaní, Perú: "Tengo la cabeza llena de promesas (...) Tengo tantas ganas de hacer algo, de ayudar..." Y más adelante entenderá la magnitud del poder, de la herramienta inmensa que tiene en su mano: la convocatoria, la atención, el oído del pueblo, de un continente entero que lo escucha y dice: "vamos a ver qué nos dice este loco de mierda ahora...", pero que aún así, sigue escuchando y, al final del cuento, asume que "algo de verdad, algo de cierto hay en esa porquería que dice". De esos sobrán en Twitter, gente que asegura odiar al cafre de Trujillo pero que no pasa un día sin revisar los tweets de @calle13oficial y que, ni por equivocación, lo borran de sus contactos.
Contradicciones... Así es la vida.
Si Calle 13 quiere seguir adelante con esta embarrada continua de REALIDAD en los oídos de quienes les escuchamos y seguimos, si quieren ayudar a "limpiar el sucio" de este ya bien gastado y cansado mundo, tienen que agarrar esos 11 Grammys, toda la "fama", el reconocimiento, el amor, la entrega, la lealtad del público, e incluso, su odio... y convertirlo en más talento, más producción, en más jugo de vida potente que te exprime el cerebro a punta de golpes de sonido que te obligan a ver. Sin lubricación.
El cafre de Trujillo conoce lo que hace... pero ¿sabe lo que hace? Daría lo que no tengo por poder preguntarle a René (tranquilamente, sin tener que "jalarle" mecate 20 horas por el Twitter para lograr respuesta, hacer maromas, gritarle silenciosamente a mi PC o competir con las cientos de miles de pechugonas que le hablan y reciben "follows" en 2 segundos) si realmente toda esa seguridad que emana, ese afán de mostrarse y sentirse centrado, se traduce en que él, honestamente, SABE lo que hace...
Que el Residente no pierda la perspectiva, que entienda (y si ya lo entiende, que lo profundice) que somos un puto mundo infinitamente diverso, complejo, lleno de tantos miedos, de tantos frenos y de tanta velocidad a la vez que hace que la capacidad de disolución sea altamente posible.
Tienen la potencia, la virtud y las ganas de hacerlo bien, y lo pueden seguir logrando, de eso no tengo dudas. Pero este último año, ha sido dura y ricamente aleccionador para la Calle 13 y de todo esto tienen que brotar letras, ritmos y escenarios fantásticos, sublimes, igual de fuertes, igual de inevitables, igual de rebeldes con muchas causas, con muchas lecciones, con muchos sabores. Tiene que ser así. Lo exigimos así.
.PAUSA.
Hay mucho más qué decir de esta gente que, extrañamente, se ha convertido en un punto importante de reflexión para mí. Pero me detengo justo ahora, porque quiero seguir posteando más adelante, sobre todo de la historia que contará cómo Residente se sonrío cuando en una rueda de prensa le pregunté sobre lo socio-artístico, a lo cual me respondió con "¿qué? ¿socio-altístico?." Harina del mismo costal que no utilizaré en este post.
BlackHollow

23.5.09

Puñetera extracción de mi falta de juicio...

Muelas del juicio... Incomprensible aseveración que, por tradición, le damos a las cuatro puñeteras calcificaciones que se forman silenciosamente en el interior de nuestra mandíbula: las muelas cordales.
Pues de cuerdas, nada eh! así como tampoco lo fue la corta pero interminable experiencia de estar recostada de ese sillón verde por casi hora y media, mientras el "verdugo" acuñaba con fuerza y, gracias a la vida, con precisión, una cantidad no contabilizada de aparatos, martillos, espejitos, agujas y taladros... para poder, así, de semejante manera, extraer eso... eso que llamamos muelas de... juicio.
No es natural, lo mantengo... a decir verdad, no lo comprendo! Así como siempre será un misterio inextricable la venida al mundo de un ser humano, cuya cabeza rebasa diez o veinte veces el diametro de la salida que, por naturaleza, lleva la mujer como una marca registrada desde que nace. Así tampoco es natural la llegada de estas muelas al destino irreversible de inocentes e indispensables bocas que, de sólo abrirse ante el frío y antagónico ambiente de un consultorio se secan de desesperación.
No es natural... es inhumana la salida de un niño, sus hombros y demás extremidades por ese orificio ínfimo de casi diez centímetros, frente a aquella humanidad... qué desgarre! Dios, qué dolor!! noooooooooo, es que sólo de imaginarlo me repito: ¡cesárea conmigo!
Ni en un millón de años me dejaría ponderar de tal forma por la naturaleza. Me niego, y seguiré en negación.
Sin embargo, el asunto de las "muelas de juicio" es mucho más incoherente que el alumbramiento humano. Miren: ¿Te las quieres llevar? me pregunta la enfermera que, estoica (no más que yo, por supuesto) se mantuvo a mi lado derecho, pasando por encima de mi hombro y justo frente a mis ojos una cantidad insospechada de herramientas, cuchillos, tornillos, calibradores y demás elementos que sólo buscan infringir un terrible dolor que, al momento, no aparece... pero que aguarda constante, sin desesperar, lento, muy lento...
No obstante, con una seguridad que le sucede al hormigueo agónico del viaje sin regreso, de aquella dulce y atemporal anestesia que separó a mis nervios de la carne... pero no por mucho.
Busqué de un lado a otro con un movimiento inmediato, casi estruendoso, de mi cabeza confirmarle a Jéssica (la enfermera con cara de alemana, según el doctor; quien mintió al respecto, claro, pues se me antojó siempre bastante certera y cordial) que no había motivo alguno para querer llevarme aquellos engendros de calcio que brotaban entre fluídos que no quiero recordar, y mis intentos por respirar profundo y mantenerme quieta.
Asombrada, la chica procedió a deshacerse de ellas... Creo que Jéssica no creyó normal mi reacción. Lo dijo su expresión, pero tenía litros de anestesia encima, así que no me crean.
Mientras tanto...Aquél doctor con nombre de ruso y cuatro manos que atornillaban, halaban, taladraban y remataban mi boca, escuchaba y repetía una canción de los años de la insurrección humana, con un ritmo bastante pegajoso y una muy corta letra que decía una y otra vez:"Flaca, flaca, flaca... Ella era flaca pero cómo comía... y se puso gorda, gorda... Flaca, flaca..."
Les diré, fue la mejor anestesia, porque pensar en la letra de la canción y en lo obstinante de sus repetitiva prosa me alejó del show principal que continuaba presuroso en mi antelación al mundo de la "adultez". Pues, según todos los viejos que conozco, las muelas de juicio son la garantía de que te has hecho hombre... o en mi caso, mujer. Menuda equivocación, me siento igual de tonta que cuando las tenía.
"Flaca, flaca, flaca... Ella era flaca pero cómo comía... y se puso gorda, gorda... Flaca, flaca..." y:
-Voltea hacia a mí, vas a escuchar algo, ¿ok?-
crakkkkkkkkk -apieto los puños, los dedos de los pies se entumecen, estoy rígida como una lámina de cedro y...- craaaakkkkkk....
Pedazos de calcio en matices destellantes de roja sangre...Allí yacía la condenada muela... que, por cierto, venía acostada, de lado, con flojera y parida de más raíces de lo normal. -"Muchacha, muela pa' rara que tienes tú aquí"- Qué consuelo, al menos alguien disfrutaba del paisaje.
El hilo negro, dos puntos en cada herida que terminaban, extrañamente, atados a mis mejillas (me di cuenta cuando al hablar, luego del efecto de la anestesia, sentía como me contenían de lado y lado de la boca)cerraban el periplo dental de aquella tarde de mayo que, no contaba con el humor negro y las dotes vocales del doctor con nombre de ruso y cara de venezolano y, mucho menos, con mi irremediable valentía -a qué negarlo!-
A ese mismo doctor, le prometí escribir este post, que en principio sería un ensayo y luego un cuento... lo que creo que terminó siendo.
Siete días después, tres de los cuatro puntos fueron removidos, al ritmo, por supuesto, de la inolvidable "Flaca" de los Bam-Band de la salsa vieja. Si se lo preguntan, no llevé el ensayo, ni el cuento, ni siquiera este post...
Pero no logré esquivar la re-petición del quirúrgico amante de las letras, quien con tono de comando, reclamó presentáse al final de la semana la asignación propuesta al paciente.
Bueno, aquí te dejo tu ensayo-cuento, Alexei. Esa puñetera muela del antijuicio parece haberme arrancado la poca cordura que me restaba. Llegó tarde, pero llegó.
Gracias por los litros de anestesia, y por la vocalización fallida... lo que cuenta es intentar!
Y así, me despedí definitivamente del juicio y la sana cordura de la pre-adultez.
Ya eres adulta! me siguen repitiendo hasta hoy... Mi cara lo contradice...

11.1.09

Nada es casualidad

"Ya ves, mi trasgresión, es procurar tenerte"
Profanar lo sensible de tu expectación es casi una sentencia.
Haz lanzado bolas vacías, desiertas, abiertas, carentes de calor y de caricia
Turbulenta mirada, destino trastocado, aislado, recubierto en su interior
Una nueva potencia me mueve, lejos de ti, hacia ti, fuera de ti
"No soy sin ser de ti"
Aunque perezco en el intento. Me detiene el ardor del juicio de esos ojos
Hacia allá, hacia atrás
Hacia algún lugar,
voy.

15.10.08

Gira, gira, gira...

La vida: viejo truco del destino sin moraleja
El cuerpo de quienes amamos es tan relativo; y la confianza en esta (im)pronta eternidad, tan absoluta Que decides girar todas las agujas en tu contra La noria, las vueltas y la espera Mala manera de preguntar: ¿por qué morimos?

19.9.08

Modjo

¡OH OHHHH! He perdido mi modjo.
BlackHollow, said.

Celofán

Envueltas las miradas en celofán, se desdoblan en la corteza de tu pupila. Afirmas sin sentido, limpias la pizarra y vuelves a rayar. Nada más. Nada. "Se trata de elecciones arbitrarias", de (sin)razones.

11.8.08

apología de una espera

Cuanto hiciste
fue para propiciar el encuentro. Aparta pues de ti la espera. Ahora. Sólo hay aquí, ya, un aquí embriagado en un ya de oro. Súbitamente estás ante ella. La vida a quemarropa. Por fin. En tu cuerpo. La flor inmediata, la única, te esperó siempre. RC

28.1.08

Just...

De un antes que se transforma en mañana y en ahora.

De una luz alterna que baña una barrera de humo
que se asemeja a una cintura.

23.1.08

Las hojitas veraneras de Whitman

SONG OF MYSELF
1
I celebrate myself, and sing myself,
And what I assume you shall assume,
For every atom belonging to me as good belongs to you. I loafe and invite my soul,
I lean and loafe at my ease observing a spear of summer grass. My tongue, every atom of my blood, form'd from this soil, this air,
Born here of parents born here from parents the same, and their parents the same,
I, now thirty-seven years old in perfect health begin,Hoping to cease not till death. Creeds and schools in abeyance,
Retiring back a while sufficed at what they are, but never forgotten,
I harbor for good or bad, I permit to speak at every hazard,
Nature without check with original energy.
7
Has any one supposed it lucky to be born?
I hasten to inform him or her it is just as lucky to die, and I know it. I pass death with the dying and birth with the new-wash'd babe, and
am not contain'd between my hat and boots,
And peruse manifold objects, no two alike and every one good,
The earth good and the stars good, and their adjuncts all good. I am not an earth nor an adjunct of an earth,
I am the mate and companion of people, all just as immortal and
fathomless as myself,
(They do not know how immortal, but I know.) Every kind for itself and its own, for me mine male and female,
For me those that have been boys and that love women,
For me the man that is proud and feels how it stings to be slighted,
For me the sweet-heart and the old maid, for me mothers and the
mothers of mothers,
For me lips that have smiled, eyes that have shed tears,
For me children and the begetters of children. Undrape! you are not guilty to me, nor stale nor discarded,
I see through the broadcloth and gingham whether or no,
And am around, tenacious, acquisitive, tireless, and cannot be shaken away.
Walt Whitman
Leaves of grass

10.1.08

Yeah, Baby!

Luciernaga inmutable, atravesemos esta nèbula infinita,

cortemos la madera de tu tronco,
aceptemos lo insalvable de tu cadera...
¿vienes conmigo?
Yeah, baby!

9.1.08

Soy mi lienzo

(Carátula del disco "cuentos de hada 6" de Masseratti 2Lts)
Me multiplico en la cordura diaria
aumento la desesperación dilatada
estudio el movimiento, me lanzo
al desperfecto de lo no planeado,
de la razón fingida.
De tu cordura desplazada exhuda
un jardín eterno, encendido de nada,
floreado en carmesí, ausentado en
sí mismo, para luego, de un sólo
despacho, desplazar mi soledad.
Te siento en el exterior, mandibula
de diablo, satán de los corderos
ángel del vacío, sustancia retenida
en la sal, en el frío, en el sudor,
en el llanto.
Me pinto de sombras, dijo aquel verso,
me mudo al infierno, me desplazo
en trazos, punzantes,
amantes,
delirantes.
"Soy mi lienzo" me despojo de ti
disuelvo tu color en la obsesión,
degrado, agito, borro...
Soy mi lienzo, hago lo que quiero
ahora. La nada, el todo,
sólo como quiero.
Tendida bajo el sol, una gota azul
corre hacia el ocaso sin mirar atrás.
Barrida de las tinieblas, tú
la verás caer, digna e insolada,
repleta de lo que quiso.
En reversa, inconexa sensación de
olvidarte, finalmente.
BlackHollow, said.
A esa paz interior que tanto busqué a la cordura que hoy me acompaña a los días grises que se alejaron, que alejé... a mi más tierna fantasía de ser feliz, de seguir sin ti.

17.9.07

Me despido de vos...

Noche de soledad:
el alma puesta en tu amor distante,
tal vez por una mala sombra de pasado,
-el mío, para ti doloroso-
que ahora,
cuando más nos queremos,
viene a turbar la paz de nuestras almas.
Una duda en la vida es brisa infausta
que deshoja el follaje de la tarde.
¡Cómo me duele el tiempo en tu conciencia!
Si pudiera nacer para tu vida
como el alba entre rosas de esperanzas
bajo la luz más casta de una estrella,
o como el agua que en la hoja verde
aprisiona una gota de la luz.
Nuevo me llegué a ti con la conciencia,
casi infantil de mi primer amor,
y descifré en tus ojos la cartilla
que jamás otros me ofrecieron.
Nunca vi el mundo con más ricos dones.
Hasta las mismas cosas familiares
tuvieron para mí signos distintos
y las palabras -viejas de haberse dicho tanto-
me revelaron sendas imprevistas.
Un agua clara refrescó mi vida
fue tu voz manatial de estrella limpia
que inundó con su vena generosa
la soledad fluvial de mis campiñas.
Jamás tuvo mi vida más sentido
de perfección tenaz para un anhelo.
Todo me volví a ti:
fui como el día que es todo de un mañana
que no sabe que ayer fue su semilla.
Pero, hoy me siento solo,
completamente solo ante la vida,
que se me niega en ti por un momento.
Qué noche de naufragio entre mis astros,
cuando tu voz -distante- no ha querido
alumbrarme el camino de regreso.
Y luego el alma de mis soledades,
con voz de compasión para mis penas
respondió -desde el fondo de las horas
tenaces de desvelo-:
¡Hay que morir un poco diariamente!
Fernando Paz Castillo
A esta maldita indecisión que fue
tomada desde antes de nacer, a esta lúcida agonía
de separaciones encontradas, de opuestos conjugados,
a este celo perpetuo, le digo adiós.